Hoy ya hace una semana que llegamos, ¡la de cosas que hemos hecho desde entonces! Chicago ya nos queda lejos y eso que hace nada que nos vinimos para Indiana. Está siendo un viaje tan intenso que parecen varios… No obstante, se acerca el fin de semana y aprovecharemos para descansar y prepararnos para la siguiente semana, que será también muy intensa!
Hemos empezado la mañana en la biblioteca, disfrutando de estas maravillosas instalaciones que con toda su amabilidad ponen a nuestra disposición. Los chicos han estado jugando al ajedrez, a hacer puzzles, algunos a hacer aviones de papel, y otros simplemente se han quedado charlando o leyendo. Después nos hemos dirigido a Nashville, una población cercana –a unos 45 minutos en bus escolar- a la que se llega a través de una serpenteante carretera que atraviesa unos bosques de hoja caduca, que deben ser impresionantes en otoño, cuando las hojas de los árboles muestran toda la gama posible de ocres antes de caer, pero que hoy aparecían desnudos y un poco desolados.
En Nashville hemos paseado entre sus calles y hemos visitado las tiendas de regalos, artesanías y todo tipo de objetos variopintos. Los precios, cómo hasta ahora, siguen siendo bastante caros o muy caros, pero ha sido una delicia simplemente contemplar los escaparates e interiores de las tiendas.
A las 11 nos hemos ido a comer a un restaurante de la zona. Las profesoras americanas del intercambio nos habían concertado un encuentro con un grupo de alumnos de español y sus respectivas profesoras del Instituto de Nashville. Entre los alumnos, por cierto, había también una estudiante de Madrid, María, realizando un curso escolar con ellos. Hemos comido todos juntos, y mezclados, en un restaurante mexicano. La experiencia puede decirse que ha sido curiosa pero a la vez agradable. Los alumnos de español de ese centro estaban muy ilusionados -según nos decían sus profesoras- con la posibilidad de practicar con auténticos españoles. En cualquier caso, ha tenido que ser bastante chocante para estos americanos, de una población rural de Indiana, el vernos aparecer de repente en su pueblo, en pleno corazón de EEUU.
Tras un corto paseo para bajar el temprano almuerzo nos hemos vuelto al Instituto donde esta tarde estaban previstas una serie de actividades deportivas pero, o se han suspendido, o se han adelantado por razones climatológicas. Nos han comunicado que estamos bajo una leve amenaza de tornado hasta las 10 de la noche. Y también nos han dicho que con seguridad bajarán las temperaturas y hay riesgo de tormentas muy alto. Si llueve demasiado se pondrá en peligro la excursión que teníamos prevista para mañana a las cuevas calcáreas de Bedford, ya que el nivel del río subterráneo podría subir demasiado. En ese caso, habría que pensar en un plan B.
Ya os enteraréis mañana cuál ha acabado siendo nuestra actividad!
Hemos empezado la mañana en la biblioteca, disfrutando de estas maravillosas instalaciones que con toda su amabilidad ponen a nuestra disposición. Los chicos han estado jugando al ajedrez, a hacer puzzles, algunos a hacer aviones de papel, y otros simplemente se han quedado charlando o leyendo. Después nos hemos dirigido a Nashville, una población cercana –a unos 45 minutos en bus escolar- a la que se llega a través de una serpenteante carretera que atraviesa unos bosques de hoja caduca, que deben ser impresionantes en otoño, cuando las hojas de los árboles muestran toda la gama posible de ocres antes de caer, pero que hoy aparecían desnudos y un poco desolados.
En Nashville hemos paseado entre sus calles y hemos visitado las tiendas de regalos, artesanías y todo tipo de objetos variopintos. Los precios, cómo hasta ahora, siguen siendo bastante caros o muy caros, pero ha sido una delicia simplemente contemplar los escaparates e interiores de las tiendas.
A las 11 nos hemos ido a comer a un restaurante de la zona. Las profesoras americanas del intercambio nos habían concertado un encuentro con un grupo de alumnos de español y sus respectivas profesoras del Instituto de Nashville. Entre los alumnos, por cierto, había también una estudiante de Madrid, María, realizando un curso escolar con ellos. Hemos comido todos juntos, y mezclados, en un restaurante mexicano. La experiencia puede decirse que ha sido curiosa pero a la vez agradable. Los alumnos de español de ese centro estaban muy ilusionados -según nos decían sus profesoras- con la posibilidad de practicar con auténticos españoles. En cualquier caso, ha tenido que ser bastante chocante para estos americanos, de una población rural de Indiana, el vernos aparecer de repente en su pueblo, en pleno corazón de EEUU.
Tras un corto paseo para bajar el temprano almuerzo nos hemos vuelto al Instituto donde esta tarde estaban previstas una serie de actividades deportivas pero, o se han suspendido, o se han adelantado por razones climatológicas. Nos han comunicado que estamos bajo una leve amenaza de tornado hasta las 10 de la noche. Y también nos han dicho que con seguridad bajarán las temperaturas y hay riesgo de tormentas muy alto. Si llueve demasiado se pondrá en peligro la excursión que teníamos prevista para mañana a las cuevas calcáreas de Bedford, ya que el nivel del río subterráneo podría subir demasiado. En ese caso, habría que pensar en un plan B.
Ya os enteraréis mañana cuál ha acabado siendo nuestra actividad!